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¿Qué tienen en común Obama, Balaguer , Kennedy y Peña Gómez?

En mi experiencia de 30 años en medios de comunicación y los últimos dos como Conferencista, cada vez que debo subir a un escenario, desafío mi propio miedo a entrar a escena para poder compartir mi mensaje con un auditorio de diferentes nacionalidades. A mí (aun con las miles de veces que lo he hecho) como a cerca de ese 75% de la población mundial que padece de algún miedo de hablar en público, en el momento de una disertación me “sudan las manos” y me da “frío en el estómago”. A pesar de ello, no puedo negar que al hacerlo también lo disfruto. Comunicar es mi pasión y como tal, soy apasionada con el tema y doy seguimiento con interés a características comunes de grandes oradores de todos los tiempos.


La historia registra el momento del 26 de septiembre de 1960 en que un joven John F. Kennedy con un envidiable color moreno, que había adquirido de tomar el sol esa misma mañana y con un perfectamente entallado traje oscuro, ganó el debate presidencial de los Estados Unidos al experimentado Richard Nixon, quien no quiso “maquillarse” para la TV, lució un apagado traje gris y se le sumaba una operación reciente en la rodilla que lo hacía cojear y lucir cansado.


Kennedy fue un gigante en la disertación. Al observarlo, se evidencia su habilidad para “conversar con el auditorio”, señalaba con el dedo, agitaba sus manos, hacía pausas y lucía “cómodo” en ese histórico debate. Con el tiempo se convirtió en un titán de la comunicación que supo en sus discursos hasta reírse de si mismo.


En el Caribe, también en la política, los dominicanos tuvimos dos oradores memorables, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez, ambos se adueñaban de la atención de las multitudes hasta el final de sus discursos. Balaguer llegó a definir a su adversario Peña Gómez como uno de los mejores oradores de “barricada”.


Y si hay uno que ha sabido mover emociones desde su posición del líder de la nación más poderosa del mundo es Barak Obama, a quien han llegado a llamar el “**Cicerón Moderno” (Cicerón -106-43 a. C.-, destacado político romano de los últimos tiempos de la República, fue sin duda alguna el más grande orador de su época y uno de los más grandes de toda la Historia).


Con Barak Obama hemos llorado, reído, bailado…su discurso “conecta”. Captura a la audiencia, se apoya en referentes a quienes ha dicho admirar, -Abraham Lincoln y Martín Luther King- entre otros, con una retórica brillante que lo ha hecho salir airoso de muchos de los grandes retos que como político ha enfrentado. Me atrevería a colocarle como “el mejor orador de su generación” y una de las razones que destacaría es la paz interior con la que ha humanizado, momentos en los que muchos discursos hubieran sucumbido.

Tras mi “labor de espionaje” ante los discursos de estos y muchos otros célebres oradores, extraje una serie de 5 características comunes en los mejores Oradores, que pueden servir no solo para aquellos que hacen de la comunicación un oficio, sino para todos los conscientes de la necesidad de dominar técnicas para una comunicación efectiva, que pueda sustentarles el crecimiento que quieren en sus vidas y carreras.

  1. Son auténticos: No hacen chistes para agradar o lloran para conmover si reconocen que no es su estilo. Respetan su esencia, y la convierten en una manera de impactar y crear empatía.

  2. Tienen manejo del lenguage gestual y de su tono de voz. Estudios muestran que través del tono (entusiasmo, ritmo..) llega el 38% del mensaje y el 55% se logra vía el lenguaje corporal.

  3. Enfoque: Se concentran no en probar atributos (lo inteligentes, o poderosos que son) y si en que lograr el efecto que quieren causar con su disertación.

4. Sienten PASION y lo inspiran al auditorio.


5. Practican, Practican, Practican…..

Me enfoqué hoy en políticos pero la lista pudiera incluir artistas, empresarios etc que usan a su favor el don de persuadir a través de su manera de comunicar.

La próxima vez que tengas la posibilidad de tener que dirigirte a una audiencia y quisieras excusarte en el “a mi no me gusta hablar en público”, explora la posibilidad de intentarlo y podrías empezar a descubrir un mundo tan fascinante como productivo.

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